¿Cómo te hablas a ti mismo? Tus conversaciones internas te llevan hacia el éxito
José Ramón Luna Cerdán
Ayer estuve viendo una película infantil en el cine denominada “Ga´Hoole. La leyenda de los Guardianes”. En ella se relataba la historia de un grupo de lechuzas, autillos y búhos que luchaban por la libertad frente a otros individuos de su propia especie que se habían propuesto someterles y conquistar su mundo a base de la fuerza y la extorsión.
Durante la película se mandaban mensajes subliminares a los espectadores del tipo “mi padre dice que somos lo que soñamos” o “aprendemos de las leyendas”. Estas expresiones se citaban en un contexto en el que una minoría, aparentemente con menos fuerza, se enfrentaba a una mayoría para conseguir restablecer el bien. La lucha por lo justo en manos de unos pocos valientes.
Al salir de la película reflexioné sobre estas cuestiones y revisé algunos escenarios en los que una parte, aparentemente más débil, consigue vencer a otra parte más fuerte. Vi escenas de baloncesto en las que los mejores jugadores no eran precisamente los más altos, partidos de tenis en los que ganaba el jugador aparentemente con inferiores cualidades físicas y entornos empresariales en las que el mayor cargo ejecutivo estaba ocupado por alguien que hace unos años “no contaba en las apuestas”.
Esta recopilación de escenas me llevó a una interesante reflexión. Me formulé la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que triunfen personas que, en principio, cuentan con menos ingredientes y condiciones para ganar en diferentes ámbitos de la vida?.
Dando vueltas a la pregunta y revisando distinta literatura que he tenido la fortuna de leer a lo largo de estos últimos años llegué a la conclusión de que “lo verdaderamente importante es el diálogo interior”. Las personas de éxito se diferencian fundamentalmente del resto en que mantienen un diálogo interno, unas conversaciones con ellos mismos, que les sitúan en una posición favorable hacia los resultados. El éxito no tiene demasiado que ver con las condiciones físicas o de inteligencia. Es cierto que contar con condiciones favorables facilita el camino hacia el éxito, pero con entrenamiento y la persistencia adecuada está al alcance de todos.
El éxito tiene que ver más con la motivación interior y la forma en que la mente de cada uno de nosotros actúa como motor de la acción. Piensa tú mismo en casos que ves a tu alrededor. ¿Conoces a alguien aparentemente muy inteligente que no acaba de encontrar su posición?, ¿Y a alguien con unas condiciones físicas inmejorables que no consigue destacar en el deporte?.
Tim Gallwey, entrenador deportivo y unos de los padres del coaching apuntaba ya estas ideas en su obra “The Inner Game of Tennis”. Tras años de experiencia en el entrenamiento de profesionales del tenis llegó a la conclusión de que la victoria tenía más que ver con la mente que con la técnica del jugador. Los jugadores que eran capaces de gestionar correctamente sus pensamientos conseguían mejores resultados que los que basaban únicamente su juego en la técnica y en el esfuerzo físico.
Esto es de aplicación a todos los ámbitos. Seguramente, tú mismo lo habrás experimentado en alguna ocasión. Si practicas algún deporte de forma regular, te habrás dado cuenta de que hay días en que todo sale bien y otros en los que casi no eres capaz de coordinar tus movimientos. ¿Qué es lo que cambia?. Únicamente cómo te encuentras mentalmente en cada momento.
Lo mismo ocurre a nivel profesional o con tu familia. ¿Qué es lo que hace que haya días buenos y días malos? Aparte de otros elementos, el factor que más influye sobre tus resultados es tu propio estado de ánimo. Tu propio diálogo interior. Piensa en qué cosas dices cuando estás animado y afrontas tus tareas diarias. Probablemente te dirás cosas como “vamos a por ellos”, “seguro que puedo” o “lo voy a conseguir”. Por el contrario, piensa en momentos en los que nos has conseguido tus objetivos. Seguramente te habrás dicho a ti mismo cosas como “no puedo”, “seguro que no lo consigo”, “esto está muy mal” o “seguro que no quieren saber nada de mí”. El tipo de conversación que mantienes contigo mismo condicionará enormemente tus logros.
Trabaja y entrena tu diálogo interior de forma permanente. No te hagas daño a ti mismo y trátate bien. Apoya tu aprendizaje y tu preparación con un condicionamiento mental positivo basado en frases motivadoras. Se tu mejor entrenador. Anímate y confía en ti. Conseguirás grandes resultados.
José Ramón Luna Cerdán Socio Director http://www.desafiocoaching.com/ Facebook – Linked In – Twitter – Xing