El perfeccionismo me mata
Por Belén Avila
Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien.
William Shakespeare.
El perfeccionismo tiene su origen en la infancia y surge de una búsqueda de la ‘excelencia’ para agradar a padres y profesores. Los perfeccionistas han aprendido a medir el valor propio en función de sus logros y, consecuentemente, les ‘aterra’ estar dentro de la media.
Cuestionario para la reflexión:
1. | ¿Me preocupa lo que los demás piensan de mi? | Si/No |
2. | ¿Pospongo la realización de llamadas o visitas importanyes por el temor a ser rechazado? | Si/No |
3. | ¿Hago y reago las cosas para que queden bien? | Si/No |
4. | ¿Me lleva una «eternidad» hacer las cosas y ni siquiera entonces quedan hechas como a mi me habría gustado? | Si/No |
5. | ¿Me siento satisfecho de mi mismo cuando las cosas me van bien y deprimido cuando no? | Si/No |
6. | ¿Mido el valor en función de los logros más sobresalientes? | Si/No |
Si has contestado si a alguna de estas preguntas, es bastante probable que en algunas ocasiones estés siendo víctima de tú propio perfeccionismo.
¿Cómo romper el molde del perfeccionismo?
- Asumir que, lo que está por debajo de lo admisible para un perfeccionista, suele ser perfectamente aceptable para el resto de las personas.
- Ganar perspectiva y relativizar: Cuando nos sentimos abrumados por nuestra perfección, preguntémonos:
- ¿Cómo va a encajar en el resto de mi vida este día o este proyecto concreto?
- ¿Qué importancia tendrá dentro de 150 años?
- Aprender a aceptar los errores y aprender de ellos. Como decía Thomas Edison, sin fracaso no hay aprendizaje.