La automoción occidental teme el libre comercio con Japón
Japón ha dado un giro a su política económica, en un nuevo intento de salir de un estancamiento casi estructural. Y entre las recetas, dos que comienzan a levantar polémica en la industria de la automoción. La primera, la devaluación del yen con la intención de animar las exportaciones, en especial en una de sus principales industrias: el automóvil. Y la segunda, llegar a tratados de libre comercio con sus principales socios. Acuerdos que, de cerrarse, supondrían un gran paso para la economía y la automoción japonesas.
Pero los fabricantes occidentales de automóviles están en guardia. Europa hace escasas semanas, y EE UU el viernes, han anunciado el inicio de conversaciones para firmar un tratado de libre comercio con Japón. En el caso estadounidense se le incluiría en el marco de una negociación multlilateral de hasta 11 países. Tanto la Comisión Europea como el gobierno norteamericano han hablado de las bondades de un acuerdo de este tipo: creación de puestos de trabajo, impulso para el crecimiento económico… Pero no para la automoción. O así lo creen los fabricantes.
Los tres grandes de Detroit, Chrysler, Ford y General Motors, unidas bajo el Consejo de políticas de la automoción americana (AAPC por sus siglas en inglés), afirman que “Japón es el mercado del automóvil más cerrado de todos los países desarrollados”. “Es sorprendente que el gobierno apoye una política comercial que supone una desventaja competitiva y una pérdida de empleos en la industria del automóvil”, sentencian. Según los datos de la industria americana del automóvil, dos tercios del déficit comercial americano con Japón proceden de la automoción. Los tres grandes fabricantes venderían un coche en aquel país por cada 120 vehículos japoneses que se venden en EE UU. Sus recelos se basan en lo que consideran un reiterado incumplimiento de las promesas de Japón de importar más coches extranjeros, a lo que se añade la devaluación del yen desde octubre. Con un yen devaluado y la hipotética eliminación de aranceles, la importación de vehículos japoneses no supondría ningún coste añadido. Y pondría en cuestión la necesidad de tener fábricas en el extranjero, aunque los fabricantes nipones hayan negado cualquier cierre.
Las cifras
9.000 millones de euros es el valor de las exportaciones de coches japoneses a Europa.
1.500 euros por coche se ahorrarían las marcas niponas si la UE eliminase aranceles, según la ACEA.
32,7% crecerían las exportaciones, según la CE, con un TLC con Japón.
El miedo en Europa
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) ya mostró su escepticismo después de que la Comisión Europea iniciase las conversaciones con Japón a finales de mayo. Pero los estudios que ha realizado al respecto van más allá.
Según sus datos, Japón exporta 4,5 veces más coches que Europa. El déficit comercial en el sector del automóvil es de 5.600 millones a favor de Japón, que tiene la presencia más baja de marcas de coches europeas entre los mercados de la OCDE, con menos de un 5%. La ACEA cree que la eliminación de los aranceles europeos, del 10% para turismos, le permitiría a los fabricantes japoneses ahorrar 1.500 euros por cada coche que exportaran, lo que llevaría a la llegada de más vehículos del país con graves consecuencias, creen, para las fábricas europeas: la producción bajaría en casi medio millón de unidades y se perderían hasta 73.000 empleos. Siempre según los fabricantes europeos, que dudan de los beneficios de un acuerdo teniendo en cuenta que su presencia en el mercado japonés apenas representan el 4% del total.
Ante este escenario fatal, la CE estima que un acuerdo comercial con Japón supondría la creación de 400.000 empleos, un impulso económico de entre el 0,6% y el 0,8% del PIB europeo y japonés y un aumento de las exportaciones a Japón del 32,7%, mientras que en el sentido contrario el crecimiento sería del 23,5%.Unas estimaciones opuestas, y que harán necesario, como ya se plantea, un acuerdo independiente para la automoción.
Ford y GM se alían para fabricar cajas de cambio
La búsqueda de alianzas para reducir costes y sacar buenos productos se ha convertido en una estrategia clave en la automoción actual. Y da igual que el socio sea competencia directa. Los dos principales fabricantes de automóviles de EE_UU, Ford y General Motors (GM), desarrollarán de forma conjunta de una nueva generación de cajas de cambio automáticas de nueve y diez marchas, que serían incoroporadas en turismos, todoterrenos, todocaminos y monovolúmenes,
Al encargarse de forma conjunta del diseño, desarrollo, ingeniería, pruebas, validación y distribución de las nuevas transmisiones, completarán el proceso de una forma más rápida y con menores costes que si lo hicieran de forma independiente.
Se trata del tercer acuerdo que suscriben ambas multinacionales en la última década, según nforma Europa Press, y guarda relación con el acuerdo para fabricar transmisiones de seis velocidades, a través del cual han vendido más de ocho millones de vehículos con estos componentes.
Por otra parte, Ford ha anunciado su intención de alcanzar una cuota de mercado del 6% en China en los próximos tres años, donde está acometiendo desde el año 2006 una inversión de casi 5.000 millones de dólares para doblar su producción en el país, a través de la construcción de cinco nuevas fábricas para el año 2015. Sin embargo, su presencia en el primer mercado mundial del automóvil ha sido más tardía que la de sus principales rivales, comenzando por GM, de ahí que en el último año registrara un fuerte aumento en sus ventas: 626,616 vehículos, un 21% más, frente a los 2,84 millones que vendió GM. En el primer trimestre del año el aumento ha sido del 54%. Su cuota de mercado actual se encuentra en el 3%, bastante por debajo de la de GM y Volkswagen.
La estrategia para llegar a ese 6% esperado pasa por una batería de novedades de producto solo en el país, con la introducción de 15 nuevos modelos de aquí a 2015. Ford cuenta en sus previsiones con un crecimiento económico en China del 7,5%, algo inferior al 7,7% anunciado ayer.