Una actitud AAAA+ (cuatro A positiva) para salir de la crisis.
Por David Carrascosa Mendoza
En cierta ocasión un abuelo le dijo a su nieto: Dentro de cada uno de nosotros habitan dos seres enfrentados en una batalla constante, uno ama el derrotismo, le gusta ser la victima de todo, es de espíritu cobarde, invierte el tiempo de solucionar en culpar a los demás por sus propios fracasos, siente envidia insana y odio por todo aquel que consigue avanzar más que él y al resultado del esfuerzo ajeno lo llama “tener suerte”. El otro es de mentalidad positiva, invierte su tiempo en la búsqueda de soluciones en vez de santificar el problema, sabe que puede ser una víctima de las circunstancias pero eso no le frena, le gusta formar parte de las soluciones y disfruta de las pequeñas cosas sin valor que, unidas, otros llaman éxito. El nieto meditó unos instantes en las palabras de su abuelo y le dijo: Entonces, ¿cuál de los dos gana la batalla? A lo que el abuelo le contestó: El que tú decidas mantener alimentado con tus pensamientos y tus palabras.
Somos lo que pensamos y actuamos conforme pensamos. En consecuencia, socialmente y como comunidad, somos la suma de esos pensamientos individuales unidos que, a modo de una gran mente activa, convierte al conjunto de la sociedad en la consecuencia de su propia forma de pensar. En eso se basa el Neuromarketing, también llamado la mente del mercado. Como en el consejo que el sabio abuelo enseñaba a su hijo, la sociedad como conjunto también acaba viendo crecer y ganar al ser interno que deciden alimentar.
Los componentes de una sociedad tienen pensamientos individuales tan variados como el número de componentes que la forma. Por eso, ante un problema global que llamamos crisis y que nos afecta a todos, es muy importante el pensamiento individual adecuado para llegar a una solución favorable, porque la interacción social del pensamiento existe aunque se niegue por parte de muchos, del mismo modo que la circulación sanguínea existía antes de ser descubierta por Miguel Servet, a quien por cierto quemaron vivo en 1553 por tal atrevimiento en medio de una sociedad que no se consideraba a sí misma estúpida, sino más bien todo lo contrario.
Para empezar a solucionar nuestros problemas y poder avanzar hacia el éxito vamos a necesitar reajustar nuestra mente tanto como aquella sociedad que no creía en la circulación sanguínea y tuvo que acabar creyendo a la fuerza. Mientras creían o no, la sangre circulaba de todos modos porque ser creída le importaba poco y era ajena a todos los debates. Nosotros como sociedad vamos a necesitar cambiar de forma radical nuestra forma de pensar, porque la sociedad que padecemos la hemos generado nosotros mismos con nuestro pensamiento al considerar que todo se mide en euros. La filosofía del “para lo que me pagan no me voy a esforzar más”, o del “hablemos del precio que lo demás no me importa”, la de “los empleados son sólo números”, etc. ha llegado a su final, aunque no lo queramos ver. Como individuos debemos empezar a ofrecer a los demás aquello que reclamamos para nosotros por algo tan simple, y a la vez tan complejo, como es la interacción de la sociedad. Porque si la cultura egoísta del sólo vamos a lo nuestro permanece viva, siempre tendremos a todo nuestro entorno humano amargándonos la existencia porque sólo van a lo suyo, mientras que si todos comenzamos a hacer las cosas pensando en los demás, tendremos a la mayoría de la sociedad beneficiando a los otros como parte de su entorno. La disciplina y la consideración no tienen que estar reñidas con la libertad individual, la búsqueda de éxito no debe ser incompatible con tener y cultivar valores de convivencia.
Protestar y quejarse es fácil, pero los líderes no son los que ofrecen un discurso de queja sino los que dejan huellas positivas en medio de un tiempo en el que cada día es de por sí un desafío. Por eso en tu vida, en tu trabajo, en tu empresa piensa en lo que necesitan los demás y ofrécelo generosamente y los demás vendrán a ti sin llamarlos.
Personalmente, mi método consiste en utilizar la nota AAAA+ para enfrentar los problemas. La calificación AAAA+ para mí consiste en:
Analizar: Analiza la circunstancia completa, sin sesgos y analiza bien. Un buen estratega no pierde la perspectiva las situaciones rara vez son absolutas y casi siempre son relativas. Analiza desde distintos ángulos.
Aceptar: Acepta los resultados y la situación desde la realidad, con independencia de si te gusta o no. Los resultados son el espejo de la situación y no deben tratarse como una acusación.
Adaptarse: La nueva situación te obliga a adaptarte, la evolución natural es la adaptación. Intentar encontrar soluciones en una situación que ya sólo existe en el recuerdo (aunque sea inmediato) es tan absurdo como buscar soluciones para que los dinosaurios no se extingan.
Actuar: Con una situación bien analizada (sin autoengaños), aceptada y a la que nos hemos adaptado, solo nos queda actuar. Pasar a la acción, comenzar un nuevo viaje aunque estemos buscando el mismo objetivo, del mismo modo que una carretera cortada no debe cambiar nuestro destino, tan sólo modifica nuestra ruta hasta el mismo.
+: Ser positivo tiene poco que ver con el tan recurrido ejemplo de la botella medio vacía o medio llena, la botella está por la mitad y el resto son percepciones. Ser positivo más bien está relacionado con saber encontrar las ventajas en medio de las desventajas mientras que se es consciente del entorno mismo.
Y ahora, volviendo a la ilustración del abuelo y su nieto: ¿a qué ser interno alimentas tú con tus pensamientos, conversaciones y palabras? Recuerda, somos la consecuencia de lo que pensamos.
David Carrascosa MendozaAnalista de estrategia mercantil, escritor y articulísta.
El método CLAVE®
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